dijous, 19 de setembre del 2013

"Salir del silencio, voces de Càlig": la mirada llena de honestidad de una norteamericana

Por Alicia Coscollano (traducido por Lola Ribelles)


Lo primero que Marta E. Heard te transmite es honestidad. Una cualidad difícil de encontrar cuando, en la medida de lo posible, se pretende explicar una guerra y, además, una guerra civil, pero imprescindible si lo que se quiere es tratar con objetividad materiales sensibles. La mirada que realiza esta norteamericana sobre el período histórico de las primeras décadas del siglo pasado hasta la entrada de les tropas franquistas, persigue realizar un trabajo de recopilación de las diversas voces, acoger la historia oral de un pueblo que ahora ha visto la luz en un volumen, ‘Salir del silencio, voces de Càlig 1900-1938’, editado con esmero por Onada Edicions. La profesora norteamericana ha realizado una aproximación vital que en ningún momento cae en el maternalismo que se le podría suponer a una persona venida de una, dicen, de las primeras democracias del mundo. La profesora Heard transita con pasos delicadísimos por un terreno emocional, como si elaborara un trabajo de orfebrería, con respeto absoluto por las singularidades y características de la gente y por sus historias.

La memoria es un factor complejo que se traslada a la piel, a veces generacionalmente. Es posible que el hecho de que Heard sea hija de los EEUU, donde se vivió una cruenta guerra civil, la guerra de Secesión, haya ayudado a la hora de mantener una actitud de absoluto respeto hacia las narraciones orales que ha recogido; a pesar de que parece un período histórico pasado –se sitúa en el periodo comprendido entre 1861 y 1865-, la memoria colectiva de una sociedad no muere, tan sólo se transforma.

El viernes día 2, ‘Salir del silencio, voces de Càlig 1900-1938’, se presentaba en la Casa de la Cultura de esta localidad –antiguo Centro Republicano-, durante un acto que llenó al límite el espacio cultural y que contó con la presencia de la alcaldesa, Ernestina Borràs, y del profesor de l’URV y representante de Onada Edicions, Miquel Àngel Pradilla.

Borràs destacaba la vinculación que mantiene la profesora Heard con Càlig, que se remonta a los años 70 del siglo pasado, una relación intensa que ha conseguido que la profesora norteamericana sea considerada una vecina más del pueblo. La catalogación afectiva otorgada a la profesora por parte de los “calijons”, sumada al carácter de Heard, han hecho el resto. El libro, como explicaban durante la presentación, está basado en testimonios, y se trata del primer volumen que ha visto la luz de una planificada biblioteca calijona, que, como indicaba Pradilla, “es una magnífica idea que aporta conocimiento”. En cuanto al libro, Pradilla hacía notar que ha sido un periplo muy largo, que ha recibido el respaldo académico del catedrático de Historia de la URV Josep Sánchez, prologuista de la obra. 'Salir del silencio' se convierte en una “historia de vida” fundamentada en una observación participativa de Heard, quien ha tenido la capacidad de investigar entre líneas, y de extraer aquellas vivencias que la gente a veces es reacia a contar. “El libro pretende mirar al pasado, con la confianza de mejorar el futuro”, concluía Pradilla.

La autora, por su parte, exponía el desarrollo de su método de trabajo, de investigación, matizando que el libro inicia sus primeras páginas dando prioridad a las personas más ancianas, como Amalia la Beata o José Manuel Borràs Fontanet, cada uno de ellos con el relato de sus recuerdos vitales. Como Daniel Gil Beltrán, quien contaba a la profesora Heard que, durante una de las clases, contemplaron la entrada en el pueblo de vecinos de una localidad cercana con intenciones lapidarias, y cómo el maestro de escuela, advirtiendo la dureza de lo que iba a pasar, se dirigió a los pequeños diciéndoles: “niños, construir, nunca destruir”. El libro también recoge parte de la historia de Emilio Llorenç Serret, con un abuelo que murió dos veces, o la de Amador Bonet Sorlí, que recuerda que en el año 1928 había en Càlig dos médicos, y que, años después, en tiempos de un supuesto progreso, sólo quedaba uno. 

Las páginas de ‘Salir del silencio’ también hacen referencia a Carlos Querol Esteller, un apasionado de la colectividad, quien afirmaba que el comunismo tenía mucho de cristianismo, o la de Irene Querol Esteller, que todavía recordaba su sorpresa al ver a los niños del pueblo por las calles, vestidos con las túnicas que los curas utilizaban durante los oficios litúrgicos.

Heard destacaba que la República, para unos, fue como una flor, para otros, como un incendio, una etapa imprescindible para muchos, “el sueño de los que acabaron mal en la guerra fue poder ver la República”.

El libro finaliza el año 1938, con la entrada de las tropas de Franco en Càlig, “el pueblo cambia totalmente a partir de entonces, es otro pueblo. “Sería necesario escribir otro libro, no sé si seré yo”, concluía esta norteamericana, que, como incidía Pradilla, ha intentado una mirada llena de ecuanimidad, una mirada desapasionada -que finalmente no ha conseguido dada su implicación- y que ofrece un acercamiento sociológico, antropológico y psicológico a una sociedad y a un tiempo, tan lejano, pero, a la vez, incluso ahora, tan cercano.

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